REFLEXIONES
CON VIENTO MARERO No. 2
Luis Eduardo Barranco Gutiérrez
Qué bueno sería ver en Ciénaga la obra del Canal Maracaibo
mostrando un sector transformado en una Alameda Ambiental, con espacios de
renovación urbana, arborizado, con rutas de ciclovías, parques temáticos para
la realización de actividades lúdicas a nuestra niñez, en fin un conjunto de
intima armonía con el ambiente para erradicar la contaminación en la que ha
estado y permanece su entorno y, además, con proyecciones de ser un atractivo
ecoturístico que conlleve a su valorización, sector otrora sometido a
condiciones sociales de inferioridad y por siempre olvidado de las
administraciones.
Que el espacio público de la ciudad, que se encuentra a merced de
mercaderes que compran y venden su posesión como si se tratase de un bien
particular, con anuencia y actitud permisiva de las autoridades del ramo, se
torne en un ambiente armonioso de respeto al derecho a la libre movilidad del
peatón.
Que las políticas públicas no se queden en la intención de un
“censo” de vendedores estacionarios, lo que imaginamos le ha servido al
administrador local para establecer qué tanto ha crecido la usurpación de las
vías públicas; hecho diagnostico que no ha permitido ir más allá ante la pereza
mental de negarse a diseñar acciones de espacio público construido y utilizado
como instrumento de planeamiento urbano que idealice una reestructuración de
ciudad para su beneficio y embellecimiento.
Ciénaga como ciudad en su conjunto es la negación de lo que
deberían ser los procesos de cambio en su estructura ecológica y social, en lo
cultural, en lo político, en lo económico y en lo tecnológico. Su
ordenamiento urbano tiene manifestaciones cada vez más dispersas y
desorganizadas, su crecimiento no es ordenado y no guarda armonía con los
factores socioculturales como elementos en la transformación de cambios en una
proyección o modelo de ciudad deseado. En todas las manifestaciones y acciones
administrativas del gobernante no se percibe una expresión de civilidad que
posicione a la ciudad en un modelo posible de organización y crecimiento.
Estas y muchas más indolencias mantienen al San Juan de la Ciénaga
sumida en el atraso, transmutada en una ciudad incivil, de pocas aspiraciones,
con una dirigencia que se mantiene de espaldas o en claro desentendimiento de
lo que se está gestando con la conformación de la zona estratégica de
desarrollo y planificación integral, denominada “Proyecto Caribe Ciudad Región”. Aquí Ciénaga
cobra vital importancia por su ubicación geográfica en este proceso de
integración regional, destacándose irremediablemente una coyuntura para mejorar
la calidad de vida de sus coterráneos.
El desconocimiento, la improvisación han hecho de esta ciudad
un laboratorio experimental de gobiernos para revertir favores; una
mirada a las reflexiones del ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo, describen a
nuestra región en la crudeza de su realidad:
“Lo público se convirtió en un botín extraordinario para un buen
número de políticos locales (con valiosas y valerosas excepciones) que en lugar
de trabajar por el cambio en las condiciones de atraso de la población, se
apoderaron del Estado para su beneficio particular. Crearon sofisticadas
empresas electorales y desarrollaron el clientelismo más rampante: a cambio de
votos han repartido migajas a los más pobres, y en asocio con unos pocos
“empresarios” se dedicaron al saqueo más aberrante de los recursos públicos” [2].
¡Se precisan gobernantes con mucho
conocimiento de lo público, compromiso y sensibilidad social con el terruño!
[2] El rezago de la Costa Caribe. Sergio Fajardo, Documento.
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